Dos sirenas esperan
ser inmortales
en su pedestal de piedra.
El hada de la ilusión
les lanza un hechizo:
Convertíos en estatuas,
Cristalizad vuestras escamas,
Congelad vuestras melenas,
Permaneced inmutables
a través del tiempo.
Todos os admirarán
como símbolos
de un tiempo mágico
llamado a
esconderse.
Pero el hada olvido su varita,
y las sirenas bajaron,
y tras un gesto osado,
saltaron de nuevo al agua
en el olvido de que
nadar libre
es la única belleza
que nunca muere.
Qué bonita David...no quiero tampoco una inmortalidad hierática y fría, a decir verdad, no quiero inmortalidad, no me preocupa cómo seré recordada, pues tal vez, si pienso en la felicidad de los demás ni siquiera debería querer ser recordada, para ahorrar momentos nostálgicos y tristes en ocasiones...al menos de pérdida...jajaja!!!
ResponderEliminarAsí que mejor vivir, ahora, el presente, con libertad y los menos patrones posibles, que la vida de por sí ya nos pone demasiados cercos...Me fuí por las ramas, pero ya que me puse a merodear pensamientos y enredar..algún hilo lo habrá unido y ya no hay nadie que lo desate...alguien que le dé otra vuelta???