Escapé de las garras del
aburrimiento
agarrándome a tus tobillos cuando
alzabas el vuelo.
Sin gran esfuerzo, mientras
ascendías,
logré abrazarme a tus piernas
acabando por tener tu pecho contra
el mío.
Entonces noté que la emoción del
primer vuelo
era también tuya,
que tu pulso era el mío
y la sorpresa de estar en el aire
era igual de fuerte para los dos.
Que ninguno sabíamos cómo estábamos
ahí,
pero era tan único, tan nuestro
que no nos planteamos siquiera cómo se descendía...
seguíamos elevándonos entre nubes.
Sin embargo, mi vuelo era más
temeroso.
Oía voces en tierra...¿me
necesitaban?
Mis propias dudas fueron mi caída.
Sin darme cuenta,
sin quererlo,
no estabas a mi lado y veía
acercarse la tierra,
mientras tú, arriba, entre
lágrimas,
dejabas de mirarme.
Caí,
no sé si de pie, de cabeza
de pecho o hecha un nudo.
Cubrí las necesidades y acallé las
voces,
pero en ningún momento he dejado de
mirar al cielo,
buscándote.
Y de vez en cuando,
cuando mi mundo y mi tierra duerme,
me lanzo al vacío,
recorro nuestras nubes
deseando recobrar tu pecho para volar juntos.
No te he encontrado,
pero gracias a tí he aprendido a
alzar vuelo,
y !quién sabe!,
si la tierra no me vence
y mi corazón no acalla,
tal vez busque en otras nubes,
en otros vientos...
has estado dentro de mi corazón? no hay palabras ... ya lo sabes
ResponderEliminarel tuyo ha estado en mí :o) y hay caminos en los que nadie pone NO PASAR. Peligro de derrumbamiento...aún así...tu corazón, como el mío, pasarían...y me temo que como el de Charo :o)
EliminarPrecioso....este año pasado sentí eso en muchos momentos. Gracias.
ResponderEliminarPues Charo...un lujo.
EliminarTiene cara dolorosa....pero niña...volar!! morirse sin haber sentido no puede ser...así que a morir por sentirlo..jajaja! no..no hay que exagerar...pero eso sí..siempre una nube en el corazón a la que saltar cuando la tierra nos agobie..