domingo, 4 de mayo de 2014

De cómo conocí a Monsieur Antoine y me metí en un cuadro



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¡¡¡¡¡¡¡Attttttttttttttchís!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Qué ha sido eso?

Paro en seco, estamos la cobaya y yo solas.......Nadie puede haber estornudado, salvo que en este breve lapso de tiempo, Gilmi, la cobaya, haya tenido de nuevo otra crisis de identidad y ahora se crea humana.

No sería tan extraño, ya pensó que era un perro y ladró y últimamente  ronronea como un gato. La lógica y la escala evolutiva la llevan al siguiente paso. Ser una persona.

No Patricia, céntrate, ha sido un ruido de la calle.

¡Atttttttttttttchísssss!

Esta vez lo he oído alto y claro. Y venía del baño.Vuelvo sobre mis pasos a la cocina y me armo con un cuchillo jamonero. Así, guerrillera, de nuevo me encamino al baño con paso decidido.Abro despacito la puerta, nadie.Vacío.

Atchís...

Me giro rápida, sólo los cuadros de Ikea me contemplan. El simpático señor con el paraguas, la señora gorda y el perro...El estornudo parecía provenir de allí.


Patricia, necesitas relajarte, estás cansada.

Atchís...

¡Ahora sí, lo he visto!, el señor se ha movido .Me acerco sigilosa al cuadro, pero ¿qué es eso?¡ le cae moquita de la nariz!.De pronto se gira y me dice -disculpe, es la humedad no para de llover en este cuadro. Ya podía haber cogido el otro ,el del paisaje bucólico, que tanto le gustó.


Del susto doy un paso atrás y me doy contra la mampara de la ducha.
 -Perdón,¿ me está hablando? le pregunto en estado de shock mientras me toco el bonito chichón que empieza a florecer.

-Tiene razón, qué maleducado soy. Aún no me he presentado, disculpe mis malos modales. Mi nombre es Antoine. Antón si lo prefiere. Pero Antoine suena más Parisiene y puesto que estoy en un cuadro con lluvia y  paraguas , me parece más apropiado ¿no cree? Monsieur Antoine para servirle.


Me está hablando mi cuadro . Estoy más cansada de lo que creía. Mi vida me está pasando factura. Mi cerebro pide vacaciones a gritos.

-No se asuste por el clima. Es sólo de cara a la galería. Realmente por aquí el tiempo es estupendo todo el día.

-Jajaja -ríe Monsier Antoine estrepitosamente.-¡¡De cara a la galería!! ¿Lo pilla?. Como soy un cuadro... ayyy,  qué gracioso eres Antoine jajaja.... -mientras lo dice brotan de sus ojos gruesos lagrimones que saltan a las baldosas del baño formando un charquito.

Me agacho y lo toco para cerciorarme de que es real. Sí, moja, además se está juntando con la moquita y tiene tacto de baba de caracol.

Antoine se dirige a mí de nuevo.

 -Como ya hemos hecho las presentaciones, ¿le importa que la tutee o prefiere que sigamos con el tratamiento?

-Por cierto , éste es Daniel, mi perro. Bueno, nuestro perro, puesto que si yo soy su cuadro supongo que el perro es a medias. Jajajaja, - suelta otra sonora carcajada.

- Ayyyy -dice secándose las lágrimas - ¿No soy gracioso?

-Sí mucho -contesto distraída. -Y sí ,claro, puede tutearme.

Total, estoy hablando con el cuadro del baño, ¿por qué no tutearnos?

Antoine me está preguntando, - y ¿cómo puedo llamarla señorita?

Definitivamente  Loca. Oh no, creo que lo he dicho en voz alta.


-¡Loca! ¡Qué ocurrente!, me parece apropiado. Está bien Loca, suena extraño pero qué se yo de nombres.No soy más que un señor gordito atrapado en un cuadro lluvioso. No me veo capaz de juzgar a sus padres por ponerle ese nombre. Algo intuirían..

Le miro fijamente, tengo la sensación de que se está quedando conmigo.

-Vamos, anímese, coja carrerilla y entre, me estoy quedando helado.

¿Qué coja carrerilla? entre el bidet y el cuadro apenas hay diez centímetros, doy un minipaso y me doy un golpe.Siento algo húmedo en la cara... será la lluvia, no, es Daniel, el perro , que me está dando vigorosos lengüetazos para despertarme.



-Qué susto me ha dado querida -suspira aliviado Monsieur Antoine. -Tendrá que practicar esta entrada.
Miro a mi alrededor, y sí, ¡estoy dentro!. ¿Cómo es posible? ahora sé cómo se siente Harry Potter en el andén.

No veo bien, me escuecen los ojos. Monsieur Antoine , atento, me pone unas gafas.

-Ya se acostumbrará, al principio es deslumbrante, - exclama jubiloso.

Ahora lo entiendo, a mi alrededor todo es amarillo. El suelo  sobre el que estoy aún tumbada es de baldosas color oro, y hay... ¿8 soles?, algunos asemejan un amanecer, y otros tienden a un amarillo anaranjado, como una puesta de sol.


Monsieur Antoine me tiende un chubasquero amarillo, y sonrío.

-Es mi color favorito, ¡qué casualidad!
-¿Casualidad?, no existen las casualidades querida -dice misterioso.

Poco a poco mis ojos ya se van acostumbrando.

Las flores son amarillas: girasoles, margaritas, mimosas y tulipanes amarillos.
Campos de trigo y cebada dorados.
Las nubes son de un intenso amarillo limón , de ellas caen pequeñas gotitas que no mojan, parecen gotas de aceite y resbalan por el cuerpo dejando un agradable cosquilleo.

Cuando entran en contacto con el suelo, brota de inmediato una flor amarilla, que crece muy rápidamente.
Monsieur Antoine, se acerca a una y toma, delicado, un pétalo.

-Pruébelo.
¿Me habrá visto pinta de abeja?. Como no quiero ser descortés, me lo meto en la boca y ¡caramba!, sabe a miel. Está delicioso.

Hay unas vacas pastando apaciblemente, con enormes manchas amarillas en el lomo.
Pienso si darán leche amarilla.
Me están entrando unas irresistibles ganas de ordeñarlas y comprobarlo.

-Supongo que sólo se alimentan de plátanos y limones ¿no? -pregunto risueña a mi acompañante.
-No la entiendo ,comemos de todo. Somos omnívoros.

Vaya, no ha cogido mi chiste "amarillo".

Monsieur Antoine me señala un camino dorado, y me invita a dar un paseo.

Daniel va corriendo alegremente delante de nosotros.

-Oh, sólo nos falta el espantapájaros, el hombre de hojalata y el león. -Le digo entusiasmada pisando las grandes baldosas amarillas.
-No la comprendo querida. Dice cosas muy extrañas, ¿cómo va a haber aquí un hombre de hojalata, un espantapájaros....? . Tiene usted demasiada imaginación.

Estoy por replicarle, pero de nuevo me parece que es su peculiar sentido del humor y decido disfrutar del paseo.
Me siento invadida de amarillo, es cálido y me gusta.

-¡Monsieur Antoine espere!
Nos giramos , y veo una señora gorda que avanza rápida y acaloradamente hacia nosotros.

-Oh, Cristine qué bueno verla.

-Querida le presento a Cristine, aunque se conocen de vista -dice echándose a reír .

Sí, claro que la conozco, la miro detenidamente, ese abrigo multicolor no pasa desapercibido. Es la señora del cuadro de al lado.

-Bueno de vista ... -prosigue Antoine- piense Usted que estamos en su baño, la vemos bañarse, ducharse... la tenemos muy vista.....-y se echa a reír de nuevo.

Noto como me sonrojo, es verdad, no había caído. Cristine sale en mi ayuda.

-No le haga caso, su humor es un poco chocante pero una se acostumbra. ¿Qué le parece nuestro pequeño mundo?.
-Sencillamente luminoso, muy luminoso.

Miro de nuevo los campos y las casitas con tejados amarillos que los salpican, parece una postal .

Me suena el estómago y me devuelve a la realidad.
-¿Qué hora será?
-Fácil , tres soles y medio -contesta Antoine .
-Creo que tengo que irme
-Oh, querida -dice apenada Cristine -¿nos deja tan pronto?. Prométanos que volverá ahora que sabe el camino.

Eso de que me sé el camino.... Me toco instintivamente el chichón que ya tiene un tamaño considerable.
-Déjeme regalarle esta flor para que se acuerde de nosotros.

-Me encanta tener una amiga- su mirada se ilumina.

-Claro que volveré -prometo convencida.



Les veo alejarse, cogidos del brazo, y ya tengo ganas
de volver a este mundo amarillo.



-Mamá, mamá ¿Qué haces en el suelo?.
-Hola Lucas, no sé, no vas a creerme, es que me he metido en ese cuadro. Ese señor, es Monsieur Antoine y me ha llamado y....
-Pero mamá,- si los cuadros no hablan- me interrumpe riendo.
-Mira, tócame, tengo un chichón.
-A mí me parece un grano - me dice, pero veo en su mirada que he sembrado la duda.

De pronto, noto algo entre mis manos , es una flor amarilla.

-¡Tengo una prueba!-exclamo entusiasmada.

Ya me cree, para él es posible. ¿Por qué no?

-¿Segura que no te has quedado dormida?
-Segura segurísima.
- ¿Me lo cuentas?

Claro, verás, resulta que iba por el pasillo ....







Shhhhhhhttttt: todos los días al volver del cole, mi hijo me pregunta si hoy he entrado en algún otro cuadro. Y él ha conseguido entrar en la Mona Lisa ... Pero, esto, os lo contaré otro día, dentro de diez soles y medio...



Para Rubén por su alegría y su especial sentido del humor,





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