DÁMASO era un intrépido, loco y algo creído
bailarín, con casi cuarenta años la vida para él siempre parecía estar a punto
de empezar o terriblemente por acabar. Lara, rabiosamente pelirroja, desafiaba al
universo con sus 11 años, el cual parecía negarle el camino de su procedencia.
Milo de apenas 8 años, era dulce, su sonrisa un cascabel contagioso pero con
silencios tan profundos que parecía convertirse en aire…
De personajes que viven en servilletas |
El destino les hizo confluir en uno de esos
cruces que pueden simplemente ser uno más o cosernos el corazón para siempre
con ese invisible hilo que todo lo une, por muy poco que los trozos parezcan
casar…
LARA es el nombre que responde al torbellino humano que los tres últimos veranos ha movido todas las dunas de Cádiz, ha espantado a todos los atunes de Zahara y ha trastocado a todos los hippyes y pihippyes de Caños, haciéndoles dudar de su planteamiento vital...consiguiendo a cambio numerosas pulseras de cuero en muñecas y tobillos, una cabellera cosida con hilos de colores y varios pasmarotes para los que ya, el día no tiene aliciente si no aparece Lara a descolocarlo todo.
Lara es la nueva consejera "espiritual" despiadada de aquéllos a los que el espíritu les sobra, les duele...las dudas existenciales, las vidas tiradas por la ausencia de un amor, todo lo que ya no tiene solución, es resuelto en cinco minutos por Lara: sus drásticas, prácticas y evidentes respuestas no dejan lugar a dudas y aunque doloroso, no se suele encontrar motivo para seguir llorando por lo mismo...
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