lunes, 7 de abril de 2014

El viento trae sonidos.






A veces lo que necesita el corazón en el presente, viene del pasado.

A veces el viento trae sonidos, voces del recuerdo que abren una compuerta y por un momento permiten que el agua inunde la vida, agua fresca y dulce, que riega la tierra yerma y consigue hacerla germinar. La riada sorprende a la vida que se abre a su paso, feliz de que la inunden agua y sol.

El agua no se quedará, pero el corazón habrá reverdecido y la vida será más dulce.


A veces el viento trae sonidos, voces del recuerdo que abren una compuerta y levantan una polvareda de sentimientos en el alma, despeinan la risa que ya no sabe como trenzar su pelo, sueltan los cascabeles de la piel y la música llega a la sangre.

El aire no se quedará, pero el corazón cantará agradecido.


A veces el viento trae sonidos, voces del recuerdo que abren una compuerta y el sol calienta las entrañas permitiéndote recuperar las sensaciones  olvidadas y perdidas en el tiempo, entonces el calor te recuerda que sigues sintiendo.

El sol no se quedará, pero el corazón ya no tendrá frío. 










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